Industria del turismo, una dinámica de crecimiento sostenido / ANEIH
Sin duda alguna, la crisis de reputación que afecta al sector turismo dominicano desde el mes de junio 2019 es motivo de preocupación para la sociedad dominicana por sus efectos en la economía.
Después de producirse una primera caída de 12,566 turistas (2.5%) en el mes de junio 2019 en comparación con las llegadas de junio 2018, esta vez, la llegada de turistas extranjeros por vía aérea sufrió una muy fuerte caída de un 16.1%, equivalente a 90,573 turistas por debajo de las llegadas del mes de julio 2018; en el caso de los turistas estadounidenses, la caída fue aún más marcada con una profunda contracción de un 27.0%, al pasar las llegadas de 278,460 (07-2018) a tan solo 203,194 (07-2019). Este último dato es una clara ilustración del impacto que ha tenido la crisis reputacional que enfrenta el destino dominicano en el importante mercado estadounidense.
Del mismo modo, las tasas de ocupación confirman que la temporada de verano sigue siendo muy delicada para la industria sin chimenea: en el caso de Puerto Plata, bajó unos nueve puntos al caer de un 63.0% (07-2018) a un 53.7% (07-2019); en cuanto a La Romana, se observó una caída mayor de un 90.4% (07-2018) a un 74.2% (07-2019); y, finalmente, en el caso del polo de Punta Cana, se produce el mayor descenso al bajar de un 91.9% (07-2018) a apenas un 74.8% (07-2019).
En este sentido, se espera la temporada invernal para determinar realmente qué tan grave ha sido el impacto de esta crisis.
Para entender mejor el alcance de este impacto en la economía, es necesario pasar revista a los principales actores de la cadena de valor el sector turismo con el resto de la economía dominicana. Para ello, el estudio “Impacto del Sector Hoteles, Bares y Restaurantes en la Economía Dominicana: Una Visión Extendida” realizado en 2017 por la firma Analytica, nos brinda un excelente marco referencial.
El referido estudio menciona que, una vez se toman en cuenta todos los efectos de la cadena de valor del sector, y a través de estos encadenamientos, como alcanza a la casi totalidad de los sectores de actividades de la vida económica, la contribución al PIB del sector turismo se incrementa de un 9.9% a casi un 22.0%; en otras palabras, un poco más de uno de cada cinco dólares producidos por la economía proviene directa o indirectamente del turismo, por lo que una disminución del 10% del sector turismo impactaría en cerca del 2.2% el valor del PIB total de la economía.
En cuanto a la generación de mano de obra, se estimaba para 2017 que el sector creaba directa e indirectamente un total de cerca de 980,000 empleos, de los cuales unos 330,000 de manera directa, y con una tasa de formalidad de un 41.0% (muy similar al resto de la economía en el caso del nivel de formalidad); en otras palabras, el sector turismo emplea a alrededor del 21.0% de la fuerza laboral total del país (de acuerdo con las cifras de la última Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo Disponible – Banco Central marzo 2019); una mala regla de tres nos indicaría pues que una reducción de un 10% del flujo turístico pondría en aprietos a cerca de 100,000 empleos a través de todas la actividades económicas, en toda la geografía nacional y no solamente (aunque principalmente) en los polos turísticos.
Respecto a la generación de divisas, el sector ha representado en promedio un 35% de las divisas brutas generadas en el país, y si tomamos como referencia el año record que fue 2018, los ingresos por concepto de turismo contabilizados por el Banco Central en la balanza de pagos sumaron US$7,560.7 millones. Es claro que una contracción de un 10% significaría una pérdida de ingresos de divisas alrededor de US$750 millones, equivalente al valor de dos meses y medio de importación de petróleo.
Del mismo modo, el aporte del sector en la generación de Inversión Extranjera Directa (IED) ha sido determinante en los años recientes, y de acuerdo con el estudio de Analytica, el turismo (US$1,827.2 millones) ha representado cerca de un 20% del total de flujos de IED hacia el país en el período 2013 a 2016.
En suma, cuando se evidencia que el sector turismo representa el 12.7% del total de ventas para el sector de bebidas, o el 9.1% del sector hortalizas, y hasta un 16% de la demanda total de energía, resulta evidente que esta crisis de reputación no es solamente una crisis del sector turismo, sino un gran impacto negativo para el total de la economía dominicana.
Debemos destacar que, por diferentes circunstancias y razones particulares de cada país, este año ha habido un debilitamiento general del turismo en la región, como ha ocurrido en México y Cuba. Al decrecimiento en el flujo de turistas a la República Dominicana durante los últimos seis meses, se agrega la disminución de viajeros en la región. Lo que nos permite inferir que la disminución de estos durante los últimos seis meses no obedece exclusivamente a la crisis reputacional, sino a la baja en el flujo en la región.
A la luz de lo anteriormente citado, estamos obligados a revisar nuestra estrategia como país para revertir los efectos de la tendencia a la baja y evitar que en el futuro se puedan repetir situaciones negativas para el país, y esto solo se puede lograr a través de un esfuerzo concertado de los sectores público y privado, que integre además acciones orientadas a la certificación y acreditación de toda la industria turística, basado en los estándares internacionales de normas de calidad.
En ese orden reconocemos las acciones del gobierno para repuntar e impulsar el sector turístico y favorecemos un esfuerzo concertado de los sectores público y privado para alcanzar las metas y objetivos durante el año que discurre y el próximo 2020.
Henry Hebrard en su alocución durante la quinta edición del Cóctel Económico de la ANEIH, opinó que al margen de lo que está ocurriendo en el mundo, la situación político electoral local, ha afectado a los principales indicadores económicos del país, aunque reconoció que las autoridades monetarias están dando señales de mantener el control cambiario con baja de la inflación.