IV Edición: Recursos energéticos & mineros

Competencia en tiempos de crecimiento

Existen muchas clases de competencias y en este escrito queremos hacer relevante como estas se manifiestan en tiempos de crecimiento.

Vemos como nuestros conceptos están íntimamente relacionados con la formación y el significado que les damos. Vivimos hoy en día compitiendo con el tiempo, las creencias y nuestras limitantes.

Cuando iniciamos un crecimiento, intencionalmente desarrollamos una competencia sana, teniendo en cuenta una comunicación asertiva que es un lenguaje firme de los puntos más significativos para que sirvan como empuje de partida.

Si no logramos una medida de comunicación no podemos gestionar competencias con altos niveles de respeto, conciencia y logros compartidos.

El alto rendimiento se logra desde la confianza en los demás. El respeto, la admiración y el verdadero afecto en la medida que eres coherente en lo que crees y lo que haces. Esto provocará en ti y todos los que están en tu equipo un cambio de evolución.

De eso se trata la evolución, transformación y la individualidad colectiva que potencian el empoderamiento, la responsabilidad, la plenitud y el alto sentido de competitividad con alegría, para lograr longanimidad, que significa generosidad, felicidad y logro.

Hemos de dar importancia de la mejora continua personal y trabajar con autoconfianza y mentalidad positiva.

Podemos tomar los siguientes puntos de referencia:

  • Al final de la jornada centrarnos en lo que hemos hecho bien y por qué fuimos capaces de lograr el éxito en esas tareas.
  • Convertir los errores y equivocaciones en aprendizajes. • Sustituir el “no puedo” con el “cómo si lo puedo hacer”.
  • Escoger a las personas que me pueden ayudar en el proceso de mejora.

Este es un tema apasionante: crecer y crecer para servir.  Desgraciadamente, la habilidad para “trabajar profesionalmente” sobre ti mismo y crecer de manera permanente, no suele enseñarse en las aulas escolares, pero quienes la adquieren por cualquier camino que sea, logran un desarrollo espectacular.

El mejor regalo que le podemos hacer a otra persona no es compartir tus riquezas, es servirle de ayuda, a descubrir su propio crecimiento y sus grandes potencialidades.

No hay nada imposible para un ser humano en el que no pueda convertir su amor en coraje y realización.

Competencia en tiempos de crecimiento