La Inteligencia Emocional: un diferenciador clave en la era de la IA
A medida que la IA continúa transformando la manera en que trabajamos, es esencial que las empresas y los individuos reconozcan la importancia de la Inteligencia Emocional (IE).
Si bien la automatización puede mejorar la eficiencia y la precisión en muchas áreas, las habilidades emocionales siguen siendo esenciales para el éxito en las interacciones humanas y la resolución de problemas complejos.
“Con la rápida llegada de la IA a la vida cotidiana de las personas, los colaboradores están nerviosos con el impacto de la automatización y de cómo puede hacer que sus habilidades pierdan relevancia. Pero esta transformación no puede llevarse a cabo sin cultura digital, la cual se refiere a valores, prácticas, comportamientos y expresiones que se dan dicho entorno y del que todos tenemos que hacernos cargo”, señala Cristóbal Guivernau, sales manager de TackTMI.
Y es que, a pesar de los avances en habilidades técnicas y cognitivas, la IE sigue siendo un pilar esencial para el éxito y el bienestar dentro de las organizaciones. “La inteligencia emocional, se refiere a la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras emociones y las de los demás, es una habilidad valiosa que no puede ser reemplazada por la IA. A medida que las empresas buscan adaptarse a esta nueva era de automatización y digitalización, se hace evidente que es un diferenciador clave para el
éxito en los negocios y la vida diaria”, comenta el ejecutivo.
La falta de inteligencia emocional adecuada en el lugar de trabajo puede llevar a una serie de consecuencias negativas, desde una menor satisfacción de los colaboradores, hasta una reducción en la productividad y el aumento del desgaste laboral.
Según el Foro Económico Mundial, está entre las 10 habilidades más demandadas y seguirá siéndolo al menos hasta 2025. “En el último informe del Instituto de Investigación Capgemini, titulado “Inteligencia Emocional: el conjunto de habilidades esenciales para la era de la IA”, se destaca que el 76% de los ejecutivos encuestados indica que sus equipos necesitan desarrollar habilidades de IE. Señalan esto como la única forma de adaptarse a roles manteniendo una orientación en las personas, cosa de asumir tareas que no pueden ser automatizadas, como la empatía, influencia y trabajo en equipo”, explica Guivernau.
El desafío está, según el experto, en educar a los colaboradores en el uso humano de la Inteligencia Artificial, algo crucial si es que se pretende garantizar que beneficie a la sociedad sin comprometer valores fundamentales. “Los dos enfoques clave al respecto
son, primero, crear programas especializados de capacitación, comprendiendo los contextos, temores y aprehensiones de cada uno. Y, segundo, enfatizar una y otra vez, a través de todas las herramientas disponibles, que se debe aprender a interactuar con la IA de manera ética y compasiva. Esto significa comprender los límites morales y éticos al utilizar la tecnología, evitando prejuicios y asegurando que la IA no se convierta en un agente de exclusión social”, concluye.