Hablemos de liderazgo femenino
Esta semana honramos de manera especial a las féminas, al conmemorarse el Día Internacional de la Mujer por lo que ya comienzan a destacar noticias relacionadas con el estado del liderazgo femenino en el mundo.
Recientemente leí con beneplácito que 4 de las 5 mejores universidades del mundo tienen a mujeres en sus puestos de dirección.
Según el ranking mundial de universidades 2023, publicado por Times Higher Education, las universidades de Oxford, Harvard, Cambridge y Massachusetts Institute of Technology (MIT) estarán dirigidas antes del próximo julio, por primera vez, por mujeres.
Según esta información, casi una cuarta parte, es decir 48 de las primeras 200 universidades del mundo, cuentan con directoras, lo que supone un incremento frente a las 43 registradas el pasado año.
Pero hay más, este incremento ha sido impulsado por nombramientos efectuados en Estados Unidos y Alemania, mientras que hay un 12% más de mujeres en estos altos cargos que en 2022 y un 41% más que hace cinco años.
Se trata sin duda de muy buenas noticias para el liderazgo femenino en general.
Asimismo, sigue estando pendiente ese mismo impulso a tener más mujeres CEO o en las juntas directivas de las empresas así como también que podamos ver cada vez más mujeres en áreas del conocimiento como la tecnología por ejemplo.
Son innegables los aportes y el progreso con el que contribuye el liderazgo femenino al mundo actual pero nunca olvidemos que aún en este momento, por razones culturales y/o religiosas, todavía hay muchas mujeres oprimidas y sometidas a tortura física y psicológica solo por el hecho de haber nacido con ese género biológico.
Además, sigue estando pendiente que tanto hombres como mujeres reciban un trato equitativo en cuanto a la remuneración y que deje de existir el consabido fenómeno del techo de cristal que impide que las mujeres sean tomadas en cuentas para promociones y ascensos laborales, por el hecho de tener que ausentarse de sus labores para cumplir con la maternidad (como si fuera solamente responsabilidad de una parte de la pareja).
Honremos la feminidad y esa maravillosa posibilidad de ser creadoras (de vida y también de proyectos) sin perder de vista lo que aún nos falta, como sociedad, trabajar para que ninguna niña, ni ninguna mujer en ninguna parte del mundo, sufra maltrato por su género.