La bofetada que se robó los Oscar
Uno de los temas que más se repiten en cualquiera de los seminarios o charlas a las que asisto, y que me sigue impresionando, es la enorme cantidad de personas capacitadas que no tienen la suficiente autoconfianza como para creer que ellos pueden lograr y merecer cosas mejores.
Sí, tienen títulos universitarios o tienen años que les acreditan en una profesión, y simplemente no se sienten con el derecho de hablar apropiadamente como líderes en sus campos.
Por increíble que parezca, esa es justamente una de las claves que puede ayudarles a despegar con algún emprendimiento, o ganar reconocimiento como figura líder en el área en la que laboran.
Peor aún es que, en muchas ocasiones, quienes sí toman la iniciativa de intentar sobresalir o marcar una diferencia en cualquier actividad, terminan actuando como verdaderos idiotas, porque han asimilado una idea distorsionada de lo que es el verdadero liderazgo.
La gran mayoría de las personas que actúan desde el merecimiento, quienes saben que cuentan con la capacidad y los conocimientos suficientes, a menudo mostrarán una actitud de humildad y curiosidad. ¿Te suena extraño, cierto?
En realidad no lo es, y la respuesta es bastante sencilla: cuando sientes que mereces, tratas a los demás con la misma condescendencia, lo que indudablemente te abrirá más puertas, y las personas te mostrarán menos resistencias para trabajar a tu lado.
Por el contrario, el síndrome del impostor hará que continuamente te cuestiones cómo es que has llegado hasta donde has llegado.
Imaginemos que te han invitado a participar en algún evento en el que te encontrarás con figuras importantes, ¿sabes cómo actuaría alguien que no confíe en sí? Desde la soberbia, porque en su mente piensa que para ganar reconocimiento deberá ser una persona déspota.
Por el contrario, quienes se sienten merecedores de la gran oportunidad que se les está abriendo, no se obsesionan con ser el centro de atención o de hablar obcecadamente sobre sí mismos, sino que desvían su energía en hacer sentir bien a la persona con la que hablan.
De esta manera, encontrarás a personas que a pesar de ser auténticas figuras y líderes con amplia trayectoria, saben reconocer y dar el respectivo valor a las personas que van encontrando en su camino, pues saben que actuar desde el merecimiento es el código que abre puertas.