Aunque parezca paradójico, fortalecer estos aspectos generará las bases para el cambio profundo que requiere la era tecnológica.   

 

Desde niño, a Henry Rodríguez siempre le gustó la tecnología y fantaseaba con conocer el mundo futurista que presentaban en los dibujos animados de los supersónicos (The Jetsons). No han pasado muchos años de eso y se alegra estar hoy disfrutando de gran parte de los avances tecnológicos que allí se presentaban: asistentes virtuales, casas y edificios inteligentes, pantallas planas, medios digitales, relojes inteligentes, videollamadas, robots, clases en línea, telemedicina, entre muchos otros.

 

Rodríguez, siguiendo esa pasión de niño, estudió Ingeniería en Información y posee un posgrado en Mercadeo y Negocios, y una especialización en Transformación Digital. Tras más de 25 años de experiencia profesional en empresas multinacionales de consultoría y Tecnologías de Información, en las cuales se ha desempeñado tanto en áreas de Consultoría como de desarrollo de negocios, señala:  “Hoy en día todos estos elementos representan la parte más visible del impacto de la transformación digital en nuestras vidas. A partir de estas realidades la forma de hacer negocios ha cambiado radicalmente, impulsándonos  a un acceso global a mercados a través de medios y plataformas digitales, posibilidades ilimitadas de mejorar la eficiencia operativa mediante la automatización, capacidad de personalizar la experiencia del cliente de forma interactiva durante un proceso de compra en línea, facilidad de habilitar múltiples canales de venta conectados entre sí, poderosas herramientas de comunicación y colaboración con equipos internos y clientes, y todo esto ha permitido fomentar la innovación y el desarrollo de nuevos e inimaginables modelos de negocio, habilitando una experiencia integral del cliente, personalizada y centrada en sus necesidades”.

 

Conoce ampliamente el mercado Latinoamericano y del Caribe, desarrollando sólidas relaciones de negocios que han permitido la implantación de soluciones de impacto estratégico en clientes tanto del sector privado como del sector público, en base a  competencias para la conceptualización, diseño, implantación, capacitación y venta de soluciones de tecnología de información, Performance Management, Business Intelligence, Public Financial Management, ERP, GRP, entre otros. 

 

Por su expertise en el tema, Factor de Éxito  acude a él  para conocer su visión sobre cómo se vive el proceso de Transformación Digital en la región y, particularmente, en Panamá.

 

La región muestra avances importantes en los últimos años y se evidencia principalmente en las capitales de cada uno de nuestros países y en las empresas que han demostrado mayor capacidad de adaptación ante los últimos retos globales; sin embargo, aún hay desafíos pendientes en términos de conectividad, acceso a tecnologías, adopción empresarial y cierre de brechas digitales. Por otra parte, el crecimiento de las startups tecnológicas y los esfuerzos gubernamentales en este tema generan grandes expectativas para el futuro de la transformación digital en la región. Por estas razones, se hace necesario impulsar proyectos o soluciones que habiliten la conectividad en áreas rurales y comunidades remotas, el acceso universal a dispositivos tecnológicos, la modernización de las MIPYMES, el fortalecimiento de ecosistemas de innovación y emprendimiento, la digitalización de los servicios públicos y la participación ciudadana a través de plataformas digitales. 

 

 

 

Sin duda alguna el impacto ha sido contundente, especialmente luego de transitar la pandemia de COVID19 y sus consecuencias. Los emprendimientos que han logrado avanzar y posicionarse en el mercado tienen como factor común que se han atrevido a “montarse en la ola” de la transformación digital, han logrado incorporar tecnologías habilitadoras en sus modelos de negocio y han generado la transformación personal y cultural en sus organizaciones a través de un liderazgo en la innovación.

 

En Panamá, al igual que en el resto de la región, se ha experimentado un ligero crecimiento en el ecosistema emprendedor en los últimos años. Se han impulsado políticas y programas para fomentar el emprendimiento y la innovación; se han hecho esfuerzos por mejorar la infraestructura de tecnologías de información y comunicación; el comercio electrónico está en crecimiento, evidenciado en el aumento en las compras en línea y la difusión de plataformas de pago electrónico. Sin embargo, aún hay retos importantes que gestionar, especialmente en cuanto a los procesos y metodologías de incubación y aceleración para la conformación y el fortalecimiento de un robusto ecosistema integrado de innovación y emprendimiento en el país.

 

 

Ya quedaron atrás los días en los que pensar en inteligencia artificial (IA) era un tema futurista, complejo o inalcanzable. Cotidianamente y muchas veces sin saberlo, estamos interactuando con soluciones de IA. Como clientes, cuando realizamos una compra en línea e interactuamos con un chatbot para aclarar algunas dudas; cuando somos sorprendidos por alguna recomendación en una aplicación de música o videos; cuando nos llega información automática de un trámite bancario; cuando hacemos una solicitud y recibimos respuesta de nuestro asistente virtual; en todos estos casos y muchos otros estamos haciendo uso de soluciones de IA. En nuestras organizaciones el uso de la IA continúa en constante crecimiento y sofisticación; hoy en día la IA habilita la capacidad de automatizar tareas, analizar datos, tomar decisiones más informadas, mejorar la experiencia del cliente, identificar patrones, predecir comportamientos, optimizar estrategias comerciales, mitigar riesgos, planificar demanda, minimizar costos de almacenamiento, entre muchas otras aplicaciones.

Nos queda la tarea pendiente de construir los modelos éticos digitales que enmarcarán el crecimiento y la expansión de la IA a nivel global.  

 

 

Fortalece tus pulmones.!! En esta carrera es importante tanto la resistencia como la velocidad. La brecha de tiempo entre una revolución tecnológica y otra ha venido disminuyendo de forma drástica. Hoy en día, los cambios tecnológicos suceden a diario y para mantenerme actualizado he desarrollado una rutina personal que incluye los siguientes hábitos: sigo blogs y revistas especializadas, participo en conferencias y eventos relevantes, mantengo contacto con expertos; he adoptado una mentalidad de aprendizaje continuo, formo parte de ecosistemas de innovación y desarrollo de conocimientos; me atrevo a equivocarme haciendo pruebas y evaluando el potencial impacto y beneficios de nuevas tecnologías, aprendo de estas experiencias y adapto mi enfoque en función de los resultados; analizo y evalúo la tecnología en función del valor estratégico que ofrece y no sólo su carácter de novedad; promuevo en mi entorno la innovación, creatividad y el desarrollo de ideas disruptivas.

 

Como organización, la principal recomendación que puedo hacer es: define tu estrategia y plan de transformación digital y comprométete con su cumplimiento y resultados.

 

 

 

Hoy es un tema que nos debería preocupar a todos, vivimos en una sociedad hiperconectada. En nuestras organizaciones debemos demostrar el compromiso con la protección de los datos y, de esta manera, generar confianza tanto a usuarios internos como externos. Entre las medidas fundamentales recomendadas está el cumplimiento de regulaciones nacionales e internacionales de privacidad, implementación de medidas robustas de seguridad (cifrado de datos, detección de intrusos, autenticación multifactorial, etc.), transparencia en las políticas de privacidad, almacenamiento y uso de datos; es fundamental realizar esfuerzos continuos en capacitación, concientización y desarrollo de una cultura de seguridad de datos en nuestras organizaciones; incluir auditorías y certificaciones de seguridad con relativa periodicidad y, finalmente, disponer de procesos claros para ofrecer respuestas efectivas a posibles incidentes de seguridad de datos. 

 

Definitivamente, ¡así debe ser! El planeta tiene recursos limitados. El día de la sobrecapacidad de la Tierra (https://www.overshootday.org/) marca la fecha en la que se han consumido todos los recursos que puede generar el planeta en un año. Este año es el 2 de agosto y cada año este día se ha venido adelantando a consecuencia de nuestro modelo de producción y consumo; hoy necesitamos el equivalente a 1,75 planetas para cubrir nuestras necesidades de recursos.

 

La clave no es preocuparnos sino ocuparnos. Enfoquémonos en adoptar soluciones sostenibles que ayuden a reducir el consumo de recursos naturales, minimizar la generación de residuos, optimizar la eficiencia energética y promover la conservación del medio ambiente. Implementemos soluciones alineadas a los conceptos de economía circular que habiliten el aprovechamiento de los beneficios de la transformación digital mientras trabajamos para construir un futuro sostenible.

 

 

Abordar esta situación de manera efectiva requiere una combinación de enfoques y acciones coordinadas entre múltiples actores.

 

Desde el gobierno es fundamental el desarrollo de políticas de inclusión digital, el fortalecimiento del sector telecomunicaciones y la implementación de programas y proyectos que faciliten el acceso a la tecnología.

 

Desde el sector privado se cuenta con una herramienta espectacular como es la Responsabilidad Social Empresarial, la cual podría estar dirigida principalmente al desarrollo de proyectos de inclusión digital.

 

Desde las ONGs y Multilaterales el reto está en transformar programas y proyectos asistencialistas en verdaderas soluciones productivas que generen desarrollo y contribuyan al cierre de la brecha digital de forma autosostenible.

 

Desde la academia se espera el desarrollo del conocimiento y los mecanismos de formación y difusión que permitan promover la alfabetización digital.

 

A nivel personal, desde nuestro metro cuadrado, fomentar, apoyar y participar activamente en la inclusión digital, convirtiéndonos en mentores digitales dentro de nuestra comunidad de influencia.

 

Yo soy un optimista de nacimiento y lo combino con la práctica personal de análisis y observación profunda de situaciones y sólo puedo ver una cantidad gigante de oportunidades en Panamá y en la región que pueden ser apalancadas mediante la transformación digital. 

 

Comenzando con el desarrollo de un ecosistema robusto de MIPYMES en el sector de transformación, turismo y servicios, que habiliten el desarrollo de una economía productiva y fortalezcan el posicionamiento del país como destino preferido para múltiples actividades. Expansión del alcance de la transformación digital a todo lo largo y ancho de la geografía de cada uno de los países de la región, impulsando polos de desarrollo no sólo en las capitales, sino también en las distintas comunidades y sectores del interior de cada país. Promoción del desarrollo de Fintechs y soluciones de inclusión financiera que impulsen el acceso universal a bienes y servicios. 

 

 

Una de las paradojas interesantes de la transformación digital es que su punto de partida no es la tecnología sino la cultura y el liderazgo. Debemos trabajar en desarrollar y fortalecer el liderazgo y la cultura de transformación digital en Panamá y el resto de los países de la región. Se han realizado muchos esfuerzos desde el sector público y privado en este sentido, sin embargo, debemos incrementar las acciones para generar los cambios profundos que se requieren.

 

Resulta fundamental trabajar en fortalecer el desarrollo de colaboraciones, asociaciones, acuerdos y coaliciones entre múltiples actores que habiliten el logro de cambios de gran impacto de una forma más efectiva que a través de esfuerzos aislados. Otro de los desafíos importantes es el fomento de una cultura de innovación y emprendimiento que permita superar la aversión al riesgo y promueva el espíritu emprendedor y la creatividad. Finalmente, desde el sector público los retos están asociados al incremento de la transparencia, el desarrollo de un entorno regulatorio favorable y políticas coherentes que estimulen la transformación digital y atraigan inversiones en el sector.