IV Edición: Recursos energéticos & mineros

Liderazgo femenino puede transformar una organización porque sabe que en un equipo no solo existe un objetivo común, sino que hay propósitos específicos y personales

Si hombres y mujeres ponemos en práctica un liderazgo femenino entendido como humanitario, como aquel que ve a las personas, sí, definitivamente es mejor.

Blanca Juárez es periodista formada en la Universidad Autónoma de México, hace periodismo feminista transincluyente y forma parte del equipo en El Economista para la fuente de Capital Humano. Este año LinkedIn la destacó como Top Voice en equidad de género.

Para Juárez una mujer líder es aquella que acompaña, guía e influye en un equipo para construir un objetivo común. “Estoy de acuerdo en la afirmación de la pregunta, el liderazgo femenino puede ser transformador y una de las primeras razones es porque a las mujeres nos han enseñado a cuidar”.

Y lo explica de esta manera: “los cuidados sostienen la vida, cuidar y recibir cuidado es un derecho. Claramente por motivos sexistas, machistas y colonialistas las familias y la sociedad nos criaron para ser quienes cuiden de las personas, especialmente si es una mujer pobre y racializada. Esto nos alejó por siglos de la escuela, luego de los empleos, después de los puestos de liderazgo. Nos ha arrebatado la autonomía económica y nos ha puesto en mayor vulnerabilidad ante diferentes tipos de violencia, incluida la feminicida”, enfatiza Juárez.

Sin embargo, considera que ese rol que se le dio a la mujer de cuidar les permitió ver a las personas como eso, como personas y no como entes productivos. “El liderazgo femenino puede llegar a transformar una organización porque sabe que en un equipo no solo existe un objetivo común, sino que existen propósitos específicos, personales, de cada integrante y los puede acompañar y apoyar, lo cual permite que las metas se cumplan”, acota.

La comunicadora recalca que las mujeres no nacieron con un gen para cuidar. “No nacemos para cuidar, no es lo mejor que podemos hacer y no es lo que más queremos hacer en nuestra vida. Las mujeres aprendimos a cuidar, especialmente las mujeres afrodescendientes e indígenas. El liderazgo femenino no es per se mejor, no si lo que estamos haciendo es traducir liderazgo femenino en mujer”.

Afirma Juárez que no todas las mujeres han llevado su aprendizaje del cuidado a la gestión de talento. “La mayoría hemos querido o hemos tenido que mimetizar nuestras conductas al mundo masculino. Así que, si hombres y mujeres ponemos en práctica un liderazgo femenino entendido como humanitario, como aquel que ve a las personas, sí, definitivamente es mejor”.

Cree que de los obstáculos más relevantes con los que se puede encontrar una mujer que aspira a una posición de liderazgo en el ámbito laboral, es la negación del problema quizá sea el inconveniente más urgente de resolver. “Sigo leyendo y escuchando comentarios como “el talento no tiene género. El puesto lo tendrá el mejor candidato”. Sin embargo, esa afirmación oculta varias situaciones”, concluye.