IV Edición: Recursos energéticos & mineros

Es una obligación adaptarse a los cambios disruptivos globales

La comunicación global que habilita la tecnología es una oportunidad de oro, que permite acceso inmediato a lo que está pasando en las economías desarrolladas.

Néstor Altuve,  es consultor de negocios y transformación digital, con foco en la estrategia, la rentabilidad, los modelos de negocio, y la adaptación del recurso humano y los procesos a las nuevas tecnologías.

“Más que una oportunidad, es prácticamente una obligación adaptarse a los cambios disruptivos que han traído consigo las nuevas tecnologías, si no quieren desaparecer”, señala y agrega que la principal oportunidad que brinda “es conocer y aplicar las prácticas exitosas de otros países, y como no, evitar los errores. Y no se trata de copiarlas, no hay dos economías iguales, pero sí iniciativas replicables”.

Expresa el también profesor y director académico de reconocidas escuelas de negocio en Centro y Sur América en el tema de la Transformación Digital, que “más allá de conocer y aplicar lo que está pasando, se deben generar horizontes de corto, mediano y largo plazo, asociándolos con lo que está pasando que no es estático, todo va muy rápido”.

Altuve, quien ha ocupado importantes posiciones en grupos de medios de la región y fue consultor para la Asociación Mundial de Periódicos en temas de digitalización y transformación de medios informativos, actualmente, se desempeña como gerente Regional para Centroamérica y El Caribe de Unikemia, una empresa EdTech.

 

En su experiencia como consultor de negocios en Panamá, ¿cuáles son los sectores que considera que tienen mayor potencial de crecimiento y por qué?

No hay ninguna duda que la economía panameña se ha recuperado de manera importante luego del impacto negativo que tuvo la pandemia del Covid-19 y a pesar de mantenerse un contexto internacional complejo, marcado por el conflicto bélico en Europa del Este, la inflación a nivel mundial y el crecimiento de las tasas de interés, entre otras causas. Según cifras oficiales recientes, las actividades económicas de mayor crecimiento en 2022 fueron la manufactura, la construcción, el comercio, el transporte y, por supuesto, la derivada de la explotación de la mina de cobre. Para 2023 el potencial se centra nuevamente en la minería, más ahora por el acuerdo alcanzado entre el Estado y la Minera; el turismo, por su potencial no explotado; la recuperación de la construcción, principalmente por las obras públicas; y, por supuesto, un sostenido y necesario reimpulso de la economía panameña a través de su sector fundamental, que es el de los servicios, encabezado por el comercio mayorista y minorista, el transporte, el almacenamiento y las comunicaciones. 

 

¿Qué papel juega la digitalización en la transformación de la economía panameña y cómo crees que se puede fomentar su adopción en las empresas del país?

Definitivamente, ha sido una herramienta esencial para mitigar la crisis económica, generada en primera instancia por la pandemia y, luego, por el contexto externo. Sin duda alguna, la digitalización ha acelerado de manera importante la recuperación en Panamá. Lo anterior ha quedado fácilmente evidenciado y, en estudios recientes, se ha demostrado que, con una mayor digitalización, por ejemplo, el aporte del sector de telecomunicaciones al PIB se podría multiplicar hasta por cinco veces. Aplicándola en otros sectores, como el financiero, el comercio, el turismo, etc. no cabe ninguna duda que puede tener impactos similares.

En cuanto a su adopción lo más importante es la creación de ecosistemas verdaderos, más allá de los que existen, para dar pasos agigantados hacia la transformación digital de Panamá. Obviamente, esto pasa por el tema de las políticas públicas que faciliten y estimulen la adopción de las nuevas tecnologías en las organizaciones e, inclusive, para el ciudadano común. Un foco especial debe apuntar hacia el apoyo y la capacitación de la micro, pequeña, mediana industria y, por supuesto, a los emprendedores, digitales y e inclusive los no digitales.  

 

¿Cómo ve usted el futuro de la industria panameña en el contexto de la transformación digital y qué medidas crees que deberían tomarse para garantizar su sostenibilidad a largo plazo?

Si algo bueno trajo la pandemia para la industria panameña fue generar, diría que hasta de forma obligatoria, un cambio en el entendimiento, posicionamiento, abordaje e inclusive en hacerle frente a la transformación digital. Muchos entendieron que no es una moda, es una necesidad.

Son varias las medidas a tomar para garantizar la sostenibilidad: la primera, y la más importante, es que se trata de un tema estratégico más que tecnológico que implica grandes cambios en las personas, los procesos e inclusive en los modelos de negocio y financieros de las empresas. La segunda, es que estamos en constante experimentación y eso en nuestras culturas cuesta entenderlo, aplicarlo y mantenerlo. Por último, y no menos importante, hay que conocer al cliente que cambió para no volver atrás. Está, seguramente, mucho más digitalizado que las empresas con el detalle de que ya más de la mitad de la población es nacida después de 1982, son los decisores de hoy y están altamente digitalizados.

 

En su experiencia como profesor en escuelas de negocios, ¿cómo ve la formación de los profesionales en Panamá en relación con las nuevas tecnologías y la transformación digital? ¿Qué aspectos cree que se deben fortalecer en la formación de los futuros líderes empresariales del país?

Se ha avanzado de manera importante y esos temas han estado en el top de muchos profesionales en Panamá, especialmente en los de la alta gerencia. Quizás los mandos medios y bajos tienen un camino todavía por recorrer y eso dependerá en parte del rol que desempeñan en las empresas que laboran y el nivel de madurez digital de estas. Y sí, hay un reto compartido por los sectores del país principalmente el público, en temas de alfabetización, conocimiento y madurez digital.

Entre los aspectos a fortalecer está el de la aplicabilidad práctica y con resultados exitosos (o no) de las nuevas tecnologías. Se ven muchas experiencias foráneas, pero se viven pocas y eso es importante. Esto pudiera ser un tema de las organizaciones, pero también es individual. Otro aspecto es fomentar la autoformación, con todo lo que está pasando no hay empresa que pueda entrenar al 100 % a un profesional. Para ser un líder de esta época y del futuro, hay que buscar y encontrar todo lo que se nos ofrece en el mundo online. Los hay gratis y muy buenos. También hay que fortalecer la formación para entender lo que he llamado el “Triángulo de la Supervivencia de las Empresas”, que no es más que conocer la sincronía que hay entre la estrategia, la tecnología y los resultados financieros del negocio.

 

¿Cómo se puede fomentar la innovación y el emprendimiento en Panamá para impulsar el crecimiento económico del país y generar empleo?

 

Definiendo un ecosistema enfocado en conocer, conectar, compartir y desarrollar la innovación y el emprendimiento. Este ecosistema debe tener al menos seis grupos comprometidos. El primero, y que tradicionalmente promueve este tipo de iniciativas, es el sector privado. Luego está obligatoriamente implicado el sector público a través de sus políticas, participación y financiamiento. Otro grupo son las empresas y personas claves como las Telcos, Software, Hardware y otras pertenecientes a la nueva economía digital. El cuarto son las instituciones y organizaciones locales, regionales y mundiales tanto públicas como privadas. No escapa de esta lista la academia a través de las universidades y los institutos de estudios superiores. Por último, los ecosistemas de innovación y emprendimiento (Centros, Hub’s y Lab’s) que ya existen.

Orquestando este ecosistema se podrá impulsar el crecimiento económico y consecuentemente generar empleo y bienestar al país.

 

En su opinión, ¿cómo pueden las empresas adaptarse a los cambios y qué políticas públicas considera que serían más efectivas para lograrlo?

 

La única manera de adaptarse a los cambios, aunque suene obvio, es cambiando, transformándose de verdad. Por cierto, una transformación que va más allá de lo digital, es integral, y muy típico de las revoluciones industriales. Para adaptarse a estos cambios hay que seguir 5 pasos claves. Comprender el reto que significa, estructurar su propio desafío empresarial a seguir, enfocar los esfuerzos para lograrlo, movilizar a sus organizaciones y apuntar hacia la consolidación del cambio haciendo una estricta evaluación y seguimiento. No es fácil, pero representa uno de los mayores retos para los líderes actuales y del futuro.

Las políticas públicas efectivas deben estar enfocadas en tratar de ir a la par de los cambios que se están sucediendo. Por ejemplo, adecuar de forma acelerada la legislación a los cambios no sólo tecnológicos, sino del entorno local y global. También el Estado debe promover la innovación y el emprendimiento a través de programas específicos. El desarrollo digital propio del sector público y todas sus instancias es un factor clave. Por último, potenciar los cambios apalancados por tecnología a sectores no tradicionalmente digitales como la agricultura y el turismo.

 

¿Cómo se ha desarrollado la industria tecnológica en Panamá en los últimos años y qué retos enfrenta actualmente?

Hay un desarrollo importante, apuntalado por la presencia de multinacionales, multilatinas, grupos económicos locales importantes e inclusive emprendimientos que tienen presencia en Sillicon Valley. También, la característica de Hub de Panamá ha potenciado ese desarrollo y en donde las Big Tech tienen presencia importante por una u otra razón.

Los gremios, y especialmente el de tecnología, han tenido una gran implicación y apoyo para el desarrollo.

Los retos están muy claros y van ligados a tres aspectos. El primero es el acompañamiento en el entendimiento real de las empresas y el gobierno acerca del uso estratégico y beneficioso de la tecnología. El segundo está asociado a la madurez digital. Por último, hay un reto fundamental y que está ligado a los dos anteriores, que es el de la masificación del uso de las nuevas tecnologías.

 

¿Cómo ha afectado la pandemia por Covid19 al sector empresarial y tecnológico en Panamá, y cómo se están adaptando las empresas a la situación actual?

Si bien hubo un efecto negativo inicial, la comprensión acerca de la necesidad de la tecnología como habilitador de los negocios y las organizaciones ha sido clave tanto para el sector empresarial como para el tecnológico. La adaptación ha sido de diferentes maneras. Si bien al principio había una especie de desbocamiento por adaptarse tecnológicamente a cualquier precio hoy, y por la misma crisis, se está llevando a las empresas a digitalizarse más estratégicamente y tratando de buscar impactos reales en sus resultados de negocio. El sector tecnológico lo ha comprendido y se comportan como unos asesores más que como unos vendedores, tratando de preservar las relaciones a largo plazo. Esto es, definitivamente, un ganar-ganar para todos.

 

¿Cómo pueden las empresas panameñas competir con éxito en el mercado global, especialmente en lo que respecta a la adopción de tecnologías disruptivas?

Aprovechando el reconocimiento y la posición de Hub que tiene el País. Aquí hay dos retos, uno asociado al tema de las leyes y las regulaciones que ayuden a que se sigan instalando corporaciones globales importantes del sector y otra, como mencionamos antes, está asociada al fomento y desarrollo del ecosistema para apuntar a una verdadera economía disruptiva. Las empresas panameñas deben promover que esto suceda y ser parte de ello.

Al crear y consolidar este tipo de ecosistema se abren las puertas al factor más importante en la competencia y el desarrollo que no es ni más ni menos que la imprescindible escalabilidad local, regional y global. Algo así como pensar en convertir a Panamá, en vez de un Sillicon Valley, en un Canal Valley.