IV Edición: Recursos energéticos & mineros

Existe un mayor conocimiento del empresariado mexicano en materia de Responsabilidad Social y sostenibilidad

Según Guardia, la ciudadanía debe exigir a los gobiernos y organizaciones privadas ambientes libres de contaminación, disminución de emisiones, trabajo decente, respeto de los derechos humanos, entre otros.

Como profesional de la responsabilidad social y sostenibilidad, Inés Guardia es una convencida de que no puede haber sostenibilidad si no existen un compromiso serio y auténtico en pro de los derechos humanos y estándares laborales de las personas.

Desde su experiencia, el logro del desarrollo sostenible parte de la base de la persona con pleno disfrute de sus derechos humanos, es imposible alcanzar la sostenibilidad mientras perduren formas de trabajo forzado e infantil, donde exista la esclavitud contemporánea, donde no se reconozcan los salarios, horas de trabajo y se brinden condiciones de salud y seguridad para los trabajadores.

En entrevista para Factor de Éxito, Guardia explicó que, en América Latina, el respeto de los derechos humanos y laborales de los trabajadores es un tema todavía pendiente que pasa por educar tanto a los propietarios de las empresas y mandos gerenciales, como a los mismos trabajadores para que conozcan sus derechos y los hagan valer.

Para ella es necesaria una transformación sociocultural y económica que tienda al desarrollo de una sociedad más sostenible y equitativa.

 

 ¿Cómo se encuentra México en materia de sostenibilidad?

En los últimos años, gracias al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), los requerimientos de los grandes compradores globales, de las regulaciones nacionales e internacionales se ha pasado de una acción empresarial eminentemente filantrópica o de gestión de reputación a la implementación de prácticas de Responsabilidad Social sobre todo por el impulso dado por el Centro Mexicano de la Filantropía (CEMEFI) con el Distintivo ESR.

Por mucho tiempo, sólo las grandes trasnacionales que operan en México eran quien contaban con sólidos modelos de sostenibilidad, mientras que en las empresas familiares grandes, era suficiente participar en el Encuentro Latinoamericano de Responsabilidad Social para que le renovarán el Distintivo ESR, una especie de trofeo empresarial.

Con el trascurrir de los años, los grandes compradores globales comenzaron a solicitar a los proveedores nacionales la adhesión a plataformas de comercio ético como SEDEX, EcoVadis o Bonsucro, que implicaba apegarse a estándares internacionales y comprobar una gestión en derechos humanos, estándares laborales, compras éticas y gestión ambiental. A la par que se incrementaban las opciones de formación en materia de Responsabilidad Social y sustentabilidad.

Paralelamente, las entidades financieras y calificadoras de riesgo comenzaron a medir los factores de riesgos ASG (Ambiental, Social y de Gobernanza) a la hora de otorgar financiamiento y surgieron diversos estándares para comunicar la gestión de sostenibilidad de las empresas tales como GRI y SASB por nombrar dos de los más utilizados.

Gracias a estos avances podemos afirmar que hoy, a mediados de 2022, existe un mayor conocimiento por parte del empresariado de los términos de Responsabilidad Social y sostenibilidad, y hay indicios de una progresiva implementación de principios y gestión sostenibles en la mayoría de los giros industriales y empresariales.

No obstante, todavía hay un largo camino que recorrer, ya que es necesario que se comprenda que una empresa para ser sostenible tiene que gestionar los riesgos operacionales, cumplir con leyes y regulaciones, garantizar y promover la protección de los derechos humanos y laborales, generar productos y servicios con valor diferenciado con respecto a los de su competencia.

 

¿Considera usted que en materia gubernamental se están ejerciendo las políticas correctas para llevar a México a una cultura sostenible?

La entrada en vigor de la reforma de la Ley del Trabajo en 2019, los avances del TLCAN, el ordenamiento territorial y la legislación ambiental, definitivamente han contribuido a que el empresariado incorpore planes y programas de sostenibilidad en sus empresas como una buena práctica de negocio.

De hecho, las presiones internacionales, y las leyes y regulaciones nacionales han ido avanzado simultáneamente, lo que ha impactado de forma positiva en la gestión sostenible. Pero, desde el 2020 ha circulado un proyecto de Ley de Responsabilidad Social que, desde mi punto de vista muy particular, no es beneficioso ni para la consolidación de un sistema de democracia participativa, ni para un empresariado comprometido con la gestión sostenible, ya que muchos de sus artículos son el punto de partida para medidas intervencionistas por parte del gobierno, que pueden limitar la actividad empresarial en México. Sólo queda esperar y estar pendiente del desenlace de esta iniciativa. 

 

¿Qué pasos debería dar Latinoamérica para lograr un avance en cuanto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030?

Recordemos que, tanto los Objetivos de Desarrollo Sostenible (2015-2030) como los Objetivos del Milenio (2000-2015) han sido iniciativas promovidas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para combatir los graves problemas por los que atraviesa la humanidad.

En este sentido, en los Objetivos del Milenio se hizo un llamado a los Estados miembros a que contribuyeran en la solución. Mientras que, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), se convocó tanto a los Estados miembros, como a las organizaciones empresariales y civiles a participar.

Si bien, tanto instituciones gubernamentales, como organizaciones civiles y empresariales hacen esfuerzos por contribuir con algunas metas de los ODS, creo que hace falta un esfuerzo compartido, que parta de diagnósticos sectoriales por país, para sumar voluntades y participación de diversos actores.

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¿Cuál ha sido su visión como líder para guiar el cambio organizacional hacia la sostenibilidad?

Desde que Guardia Consulting Business se fundó en 2011, hemos tenido clara conciencia de que la capacitación de los equipos de trabajo al interior de las organizaciones es clave para lograr avanzar en la sostenibilidad y potenciar el desarrollo social.

Por muchos años participamos como docentes en diversas universidades, formamos a los equipos de trabajo y comités de Responsabilidad Social al interior de las empresas. También formamos a muchas personas como consultores acreditados por CEMEFI ya que participamos durante varias generaciones en el Campus ESR.

Pero en 2020, frente a la emergencia de la pandemia, nos propusimos adelantar Cátedra Educación que es el proyecto educativo más ambicioso en el que hemos participado.

Consiste en una plataforma de capacitación corporativa cuyo objetivo es ofrecer herramientas de aprendizaje para que las empresas y su personal desarrollen conocimientos y habilidades para gestionar los temas ASG (ambiental, social y de gobernanza) de una manera práctica, sencilla y eficiente.

Cuenta con más de 200 cursos creados de 2020 a la fecha, con usuarios en América y Europa, que han tomado cursos individuales y especializaciones, a través de nuestra oferta de diplomados. Cátedra Educación también ha servido para capacitar a la cadena de valor de empresas transnacionales y para la capacitación de modelos de responsabilidad social que implican a más de 4,000 empresas. 

 

Desde su perspectiva, ¿cuál es el papel de los ciudadanos en esta transformación sostenible?

Es importante que todas las personas del planeta, independientemente del rol que ocupen en la sociedad, entiendan que la sostenibilidad es el único camino que puede garantizar la sobrevivencia de la vida, tal como la conocemos.

En este sentido, la ciudadanía debe exigir a los gobierno y organizaciones privadas ambientes libres de contaminación, disminución de emisiones, control de Gases Efecto invernadero, trabajo decente, respeto de los derechos humanos y estándares laborales, consumo responsable, productos y servicios que no dañen a las personas y el ambiente, respeto por la biodiversidad, supervivencia de las especies y océanos.

Es decir, la sociedad civil organizada y participativa debe exigir mejores y mayores regulaciones a las industrias, también mejores lugares de trabajo donde los colaboradores puedan realizarse personal y profesionalmente, conciliar la vida personal y laboral, lograr la estabilidad y gozar de los beneficios de la seguridad social.   

 

El mundo transita por dos procesos: la transformación digital y la transformación sostenible. En su opinión, ¿son procesos que van en paralelos o se entrelazan entre sí?

Desde mi punto de vista particular, la transformación digital y la sostenible son dos caras de un mismo proceso que tiene que ver con el manejo de formas de inteligencia artificial, big data y riesgos ASG (ambiental, social y de gobernanza) a fin de lograr una sociedad sostenible, equitativa, inclusiva, participativa, más igualitaria y democrática, donde las personas se puedan desarrollar personal y profesionalmente, y puedan ser protagonistas de los grandes cambios que necesitan el planeta.