El 2021 ha llegado con importantes cambios, tanto en la geopolítica como en el entorno empresarial, que a su vez, establecerá un nuevo orden mundial que pretende replantear el diseño del actual sistema económico afectado por una pandemia que ha dejado a la humanidad en altos niveles de vulnerabilidad, y que en consecuencia, deja la necesidad de reconstruir sobre un modelo más inclusivo, justo y sostenible.

Sabemos que el planeta ha pasado por grandes crisis económicas en tiempos recientes, como la “crisis financiera global de 2008”. No obstante, en el 2020 el mundo sufrió un triple impacto: sanitario, económico y social, este último nos dejará con mayores secuelas fruto de la incertidumbre, el desempleo, el dolor por las pérdidas y el despertar de lo inesperado, el simple hecho de no poder controlar nada.

Este escenario post-COVID conduce a una urgente “recuperación económica”, y cuya viabilidad no será posible sin tomar en cuenta los factores medioambientales, sociales y de gobernanza (Environmental, social, and governance ESG) para reparar el daño social, reiniciar con mayor resiliencia y estar mejor preparados ante el impacto de futuras crisis.

Es por esto que 61 líderes empresariales asumieron a finales de enero 2021 el compromiso de fomentar la transparencia en la publicación de métricas del capitalismo de las partes interesadas (“stakeholders capitalism”) que miden los factores ESG y que fue firmado en septiembre de 2020 bajo un conjunto de 21 declaraciones universales que las empresas están llamadas a cumplir, teniendo como centro las sociedades, el planeta y los principios de gobernanza.

La República Dominicana no escapa de estos cambios. Siendo un país altamente dependiente de uno de los sectores más impactados por la pandemia, como lo es el turismo, la situación actual genera la necesidad de reimaginar nuestra economía bajo el esfuerzo conjunto del sector privado y el Gobierno dominicano. El empresariado nacional juega un rol determinante en el desarrollo, y más que nunca, en la recuperación económica del país.

No puede existir una reconstrucción post pandémica del modelo económico dominicano sin tomar en cuenta los ESG. Un cambio en la llamada Responsabilidad Social Empresarial (RSE) hacia una nueva política de transformación más integral y profunda en todos los aspectos del negocio. A nivel mundial vemos que factores como derechos humanos, justicia social, equidad, igualdad, cierre de brecha digital, inclusión financiera y política medioambiental de cero emisiones neta carbono son parte de las soluciones que las grandes empresas están empleando como aporte al gran reinicio global postpandémico.

El futuro de la recuperación está también en el impulso a las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas. Recientemente, el ministro de Industria, Comercio y Mipymes, Ito Bisonó, anunció la puesta en marcha del Plan para la Reactivación de las Mipymes, un sector que como bien ha dicho, “representa el corazón de los empleos en República dominicana”. Es importante que las políticas de apoyo al sector se realicen bajo esquemas de inversión que favorezcan la sostenibilidad y el impacto en nuestras sociedades.

Lo mismo para el sector financiero del país. Que los fondos disponibles para la financiación de pequeñas y medianas empresas, incluyan el apoyo a impulsar proyectos con criterios ESG. Solo así, podremos continuar avanzando hacia un verdadero desarrollo sostenible de cara al cumplimiento de los ODS de la Agenda 2030.

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